Incrustado en una de las regiones más bellas de Oriente Próximo, el Líbano atesora una de las sociedades más apasionantes y complejas del mundo.
Aunque su nombre se asocia con conflictos, el Líbano es un país agradable, acogedor y culto, con un pie en el mundo árabe y otro en Occidente. Su crisol de pueblos ha coexistido aquí durante centurias, a menudo enfrentados en guerras, pero con más frecuencia en paz.
Cuenta, además, con una palpitante vida nocturna en Beirut, un bastión de Hezbolá en Baalbek, un puñado de estaciones de esquí de primera, y una docena de campamentos de refugiados palestinos.
Al hacer senderismo por el valle de Qadisha cuesta imaginar que jamás haya podido haber un conflicto aquí; sin embargo, basta con pasar junto al Holiday Inn de Beirut –lleno de agujeros de bala– para preguntarse si alguna vez ha existido la paz en esta tierra. Caótico y fascinante, el Líbano es un lugar marcado por décadas de guerra civil, invasiones y atentados terroristas, pero al mismo tiempo está bendecido con embriagadores paisajes de montaña, ruinas históricas y un pueblo resistente, indomable y famoso por su hospitalidad.
Gruta de Jeita
Considerada entre las grandes maravillas naturales del país y uno de sus principales atractivos turísticos, esta impresionante red de cuevas de 6 km es un lugar que hay que visitar. Durante la guerra civil sirvió de arsenal, y cada invierno se inundan sus estratos inferiores. No obstante, la increíble caverna superior abre durante todo el año y se puede explorar a pie. Su iluminación estratégica muestra un deslumbrante bosque de estalactitas y estalagmitas en todo su esplendor.
Baalbek
Conocidas como Heliópolis o la “Ciudad del Sol” del mundo antiguo, las evocadoras ruinas de Baalbek constituyen el yacimiento arqueológico más espectacular del Líbano y posiblemente las mejor conservadas de Oriente Próximo. Sus templos, construidos a una escala colosal que hace palidecer a cualquier ruina romana, han gozado de fama desde siempre pero aún conservan ese atractivo aire de lugar por descubrir. Algo que en buena medida se debe a su ubicación en la apacible Baalbek, que solo cobra vida en julio, cuando celebra su famoso festival homónimo.
Beirut
Los modernos cafés y bares de los barrios beirutíes de Hamra y Gemmayzeh son el lugar perfecto para tomar algo y codearse con los lugareños. Fastuosa y selecta, la capital libanesa puede ser un lugar fantástico donde disfrutar de restaurantes y clubes de playa. Pero, mientras que el centro derrocha sofisticación, en la periferia los campamentos de refugiados palestinos son atroces. Quienes busquen ese sitio donde se encuentran Oriente y Occidente, sin duda están en el lugar indicado. Bulliciosa y antigua, hermosa y marchita, hogar de Prada y de palestinos, Beirut es muchas cosas a la vez, pero por encima de todo, cautivadora.
Centro Histórico de Sidón